Una de las cuestiones que más cuesta entender a los niños y niñas, y a algunos adultos, es el pensamiento abstracto. Esos valores, ideas o conceptos que no tienen una traslación directa en el mundo real de una forma tangible.
Cuestiones como la Paz, el Amor, la Vida… son ejemplos de estos valores abstractos que cuesta mucho explicar. No en vano, son temas ampliamente abordados, y nunca resueltos, por campos como la Filosofía.
Sin embargo, también se ha producido un gran número de aproximaciones a estos conceptos desde el arte. Por ejemplo, desde que Picasso inmortalizase su dibujo de la Paloma con la rama de olivo como símbolo de la Paz, ya existente en la iconografía, hemos “aterrizado” un concepto como algo perfectamente entendible y, sobre todo, reconocible.
Ese carácter líquido de los conceptos abstractos hace que las obras de arte sean completamente interpretables. Cada espectador tendrá su propio significado para la misma obra.
Y, sin embargo, el desarrollo del pensamiento abstracto es fundamental para la creatividad y el desarrollo del ser humano. Somos seres inteligentes porque hemos sido capaces de aprehender y crear conceptos inasequibles para otras especies animales.
Por eso es una herramienta de las que empleamos en el programa EmocionArte para trabajar con las personas con discapacidad, sobre todo, intelectual. Fomentar ese pensamiento abstracto, el ser capaces de imaginar lo que no vemos o podemos tocar. Esa es una capacidad extraordinaria.
Y es, precisamente, lo que se ha hecho con los alumnos y alumnas del CEE Ponce de León de Plasencia (Extremadura) en el ejemplo de Buenas prácticas y casos de éxito que compartimos hoy con la red internacional del programa.
Partiendo de una obra tan reconocida como “La noche estrellada” de Van Gogh, se han hecho trabajos de expresión corporal con los chicos y chicas del centro y se ha ido formando el cuadro en forma de puzzle como se ve en el vídeo.
La salvedad es que las fotos se han hecho empleando una técnica audiovisual llamada chroma key, es decir, han actuado sobre un fondo verde que, posteriormente, se ha sustituido por el fragmento del cuadro. Mediante esta práctica se les ha hecho imaginar lo dónde “estaban” y actuar en consecuencia, lo que es un desarrollo de su pensamiento abstracto y de sus capacidades. Además de, por supuesto disfrutarlo y ver el resultado final que es casi cosa de magia ver que actúan en un fondo diferente del que en realidad grabaron.
Como se puede observar un trabajo creativo, lógico, de desarrollo intelectual y emocional que cumple con muchos de los objetivos del programa EmocionArte.
El CEE Ponce de León participa programa EmocionArte cofinanciado por el Programa Erasmus+ de la Unión Europea. Además ha participado y colaborado también la Consejería de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura y el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de su convocatoria del 0,7%.
El apoyo de la Comisión Europea para la elaboración de esta publicación no implica la aceptación de sus contenidos, que es responsabilidad exclusiva de los autores. Por tanto, la Comisión no es responsable del uso que pueda hacerse de la información aquí difundida.
Comentarios recientes